domingo, 1 de marzo de 2020

Las Animas. Un barrio con más de tres siglos de historia

Autores: Luisa Almonacid, Pabla Alvarez, Florine Cifuentes, Olga Cortez, Silvia García, Oscar Gayoso, Lucerina Godoy, Elizabeth Jaramillo, Juana Lancapichun, José Lorca, Juan Madrid, Raquel Palma, Eduardo Peña, Alejandro Pineda, Donatila Reyes, Juana Rubilar, Luisa Solar, Marcia Ulloa, Gonzalo Vasquez, vecinos y vecinas de Las Animas.

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sábado, 29 de febrero de 2020

 

FUERTES MENORES DE LA CIUDAD DE VALDIVIA

Otros dos fuertes menores tuvieron corta existencia: el de San José, levantado por Gil Negrete en las tierras mismas de la morada de Manquante y cuyo primer cabo fue don Juan Gutierrez de Espejo, comunicado por tierra con Cruces, hubo de ser despoblado en el alzamiento de 1655

El Fuerte de Las Animas, a una legua de Valdivia y con 18 soldados por guarnición, había sido fundado también por Gil Negrete para proteger el pastoreo del ganado de la plaza. De este fuerte español se sabe con certeza, que fue construído a la altura mayor del barrio, consecuente con los fines tácticos de una fortificación. Según se cuenta, éste se extendería en el sector que hoy ocupa la empresa Áridos Montory, desde la ribera del río hasta lo que fue la Quinta de recreo Los Castaños y parte de lo que hoy es la población Teodoro Segovia. Su año de construcción es el año 1647, pero en la Nochebuena de 1649 fue quemado por los indios, comandados por el indígena renegado Juan Gómez, pereciendo en él todos sus defensores, incluido su capitán, el teniente Francisco Sedeño.

Todas estas fortalezas fueron construidas par hábiIes ingenieros, en la Armada Real había venido el mejor de que se disponía, don Constantino de Vasconcelos, que, entre otras cosas, había construido en Lima el magnífico Convento Grande de San Francisco, verdadera joya de la arquitectura barroca.

(Historia de Valdivia, por Fernando Guarda Geywitz, 1953)

Plano del Puerto de Valdivia, Siglo XVII. Biblioteca Nacional  Sala Medina (De la iconografía de L. Castedo)

LAS RUINAS

En la década de los 70 del siglo XX, cuando se construía la población Teodoro Segovia, se hizo un descubrimiento histórico llamativo, los obreros encontraron restos de un cañón similar a los existentes en el fuerte de Niebla. Posteriormente en 1986 el antropólogo Maurice van de Maele acudió al lugar, luego de enterarse de un hallazgo de bloques de piedra cancagua que Eva Felgenhauer descubrió cuando construía un camino desde su casa a la avenida.

 

Junto a Van de Maele lo acompañó Juan Pardo Solís que desmalezó el lugar y descubrió un muro con bloques de cancagua iguales a los del fuerte de San Luis de Alba.

El mentado fuerte estaba en lo que hoy es la calle Mariño de Lobera y frente a la bajada de calle Sedeño.

Posterior al desastre del fuerte, en el siglo XVIII, se levantan algunas chacras en Las Ánimas, tal como La Vaquería y Tierras de Segundo de la familia Pinuer, el Candado de la familia Cortés y a fines de ese siglo se suman con propiedades familias como los Santillán, Castelblanco y Cerro. Hacia el curso superior del río Calle Calle se encontraba Huerta Grande, una gran chacra perteneciente a la familia Pinuer, además de Quitacalzón que era de propiedad de Antonio de Valentín y luego de sus descendientes Valentín y Eslava y entre sus lindes estaba una laguna conocida como Pichilauquén que hasta los primeros años del siglo XX era la delicia de niños que iban a nadar o se subían en bateas a navegar.


sábado, 1 de febrero de 2020

Puente Calle Calle

 LAS PIPAS GRANDES DEL CALLE CALLE

“En realidad la fábrica no tiene nombre, pero como la gente vio las inmensas pipas le puso así”, reconoce uno de los dueños de esta chichería que por años ha sido de propiedad de los Cortez y los Navarrete. Cerca de 20 inmensas pipas, que almacenan hasta 10 mil litros de chicha, son el deleite de quienes llegan hasta este lugar para probar el dulce brebaje.

Sus dueños tenían un campo en las afueras de Valdivia, pero luego del maremoto de 1960 lo perdieron todo y se trasladaron hasta la ciudad para instalar su expendio, justamente en la calle Pedro Aguirre Cerda donde permanece hasta hoy. Durante todo este tiempo ha sido una de las pocas “chicherías” que ha sobrevivido en la ciudad, por eso es que hoy es raro aquel valdiviano que no haya escuchado hablar de las Pipas Grandes. La metodología de la producción es símil a la de antaño. Se escogen las manzanas, se lavan, se muelen, y se guardan para fermentarlas y venderlas.

Fuente: https://www.revistanos.cl/una-vuelta-por-el-pasado-valdiviano/