FUERTES MENORES DE LA CIUDAD DE VALDIVIA
Otros dos fuertes menores
tuvieron corta existencia: el de San José, levantado por Gil Negrete en las
tierras mismas de la morada de Manquante y cuyo primer cabo fue don Juan
Gutierrez de Espejo, comunicado por tierra con Cruces, hubo de ser despoblado
en el alzamiento de 1655
El Fuerte de Las Animas, a una legua de Valdivia y con 18 soldados por guarnición, había sido fundado también por Gil Negrete para proteger el pastoreo del ganado de la plaza. De este fuerte español se sabe con certeza, que fue construído a la altura mayor del barrio, consecuente con los fines tácticos de una fortificación. Según se cuenta, éste se extendería en el sector que hoy ocupa la empresa Áridos Montory, desde la ribera del río hasta lo que fue la Quinta de recreo Los Castaños y parte de lo que hoy es la población Teodoro Segovia. Su año de construcción es el año 1647, pero en la Nochebuena de 1649 fue quemado por los indios, comandados por el indígena renegado Juan Gómez, pereciendo en él todos sus defensores, incluido su capitán, el teniente Francisco Sedeño.
Todas estas fortalezas fueron
construidas par hábiIes ingenieros, en la Armada Real había venido
el mejor de que se disponía, don Constantino de Vasconcelos, que, entre otras
cosas, había construido en Lima el magnífico Convento Grande de San Francisco,
verdadera joya de la arquitectura barroca.
(Historia de Valdivia, por
Fernando Guarda Geywitz, 1953)
LAS RUINAS
En la década
de los 70 del siglo XX, cuando se construía la población Teodoro Segovia, se
hizo un descubrimiento histórico llamativo, los obreros encontraron restos de
un cañón similar a los existentes en el fuerte de Niebla. Posteriormente en
1986 el antropólogo Maurice van de Maele acudió al lugar, luego de enterarse de
un hallazgo de bloques de piedra cancagua que Eva Felgenhauer descubrió cuando
construía un camino desde su casa a la avenida.
Junto a Van de Maele lo acompañó Juan Pardo Solís que desmalezó el lugar y descubrió un muro con bloques de cancagua iguales a los del fuerte de San Luis de Alba.
El mentado
fuerte estaba en lo que hoy es la calle Mariño de Lobera y frente a la bajada
de calle Sedeño.
Posterior al
desastre del fuerte, en el siglo XVIII, se levantan algunas chacras en Las
Ánimas, tal como La Vaquería y Tierras de Segundo de la familia Pinuer, el
Candado de la familia Cortés y a fines de ese siglo se suman con propiedades
familias como los Santillán, Castelblanco y Cerro. Hacia el curso superior del
río Calle Calle se encontraba Huerta Grande, una gran chacra perteneciente a la
familia Pinuer, además de Quitacalzón que era de propiedad de Antonio de
Valentín y luego de sus descendientes Valentín y Eslava y entre sus lindes
estaba una laguna conocida como Pichilauquén que hasta los primeros años del
siglo XX era la delicia de niños que iban a nadar o se subían en bateas a
navegar.